El bueno de la peli (estamos hablando de un tío duro) está ingresado en el hospital por razones que no vienen al caso ahora y descubre que los malos le han rastreado porque les ve hablando con una enfermera fuera de la habitación. En serio, hospitales, ¿por qué dejáis pasar a cinco tíos vestidos de negro con gafas de sol como si nada?
El asunto es que nuestro hombre, de forma hábil, coge sus cosas y sale de la habitación. Los hombres de negro le ven y le persiguen hasta la escalera de incendios, donde hay algún que otro disparo.
Llegan al final y se meten en lo que parece el almacén del hospital. Entre cajas y bidones comienza un tiroteo. De repente, una de las balas impacta en un botellón de óxido nitroso, liberando el gas. El óxido nitroso (N2O) es un gas con efectos eufóricos para aquél que lo inhale. Se usa en hospitales como anestésico y se conoce como gas de la risa.
Entonces comienza un tiroteo de lo más surrealista. Todos están desternillándose de risa, cayendo al suelo y todo, mientras intentan matar a su contrario. Nuestro héroe consigue acertar a algunos villanos pero éstos, aún heridos, no pueden dejar de reír. En realidad es serio. Uno de ellos le acaba de disparar en el hombro al protagonista. Seguro que le duele un montón, pero es que no puede parar de reír.
Desangrándose a más no poder consigue batir a sus cinco perseguidores. Los que no están muertos yacen en el suelo riendo a carcajada limpia mientras nuestro hombre sale del almacén y poco a poco gana una expresión de dolor en la cara y vuelve al hospital.
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