"Historias" 04

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[ALERTA SPOILERS]
Esta entrada pertenece a una serie de entradas que componen un relato que estoy escribiendo. Si tienes interés en leerlo todo desde el principio puedes ir a las etiquetas que hay en la parte derecha y clickar en "Relatos". Ahí tendrás todo en orden inverso, así que tendrás que empezar desde abajo del todo e ir subiendo. Si eres un masoca al que le gusta saber el final antes de empezar la historia o simplemente te divierte mirar letras puedes seguir leyendo bajo tu propia responsabilidad. Gracias.



Todo empezó en un tren.

La noche anterior apenas pude dormir. La angustia de mis pensamientos no me había dejado.

Mi padre había fallecido y eso me dejaba sola en la familia. No quedaba ningún pariente cercano con vida, nadie a quien invitar a comer a casa o a quien contarle mi vida entera. La noche en el tanatorio se hizo eterna.

Esa misma mañana fue el entierro y nada más acabó me dirigí a la estación para volver a casa lo antes posible. No me quedaba más que seguir mi vida como hasta ahora, como si nada hubiera ocurrido. Tenía que evitar pensar en todo eso antes de caer en una depresión. La verdad es que era joven para encontrarme en esa situación.

De pronto, a mitad de trayecto, me entraron ganas de llorar. Llevaba aguantándome todo el rato, pero me era imposible aguantar más. Asomé la cabeza para ver si el baño estaba ocupado y mi mirada se cruzó con la de otro hombre. La aparté rápidamente pero, ¿qué estaba mirando? No había nada en el pasillo. Volví a asomarme y le volví a ver. Estaba en esa posición a propósito. Miraba algo pero no sabría decir el qué. Seguramente era un raro.

Lo pensé detenidamente un rato. Podía ser la solución para desviar mis pensamientos. Realmente cualquier cosa sería mejor que volver a casa y hundirme en la miseria. Volví a echarle un vistazo y seguía haciendo cosas extrañas. Sonreí al darme cuenta de que era capaz de olvidar por un instante mis problemas.

Cuando llegamos a la estación bajé del tren y seguí al hombre de cerca. Tenía un aire bastante distraído, como si pudieras pasar delante de él sin que se diera cuenta. Casi al final del andén se agachó a coger algo del suelo. Era mi oportunidad. Saqué mi móvil e hice como si hablara con alguien. Así, de forma "accidental" choqué con él.

-¡Oh, perdona! No te había visto. Soy Gina Northwood. ¿Cómo te llamas tú?


"Historias" 03

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Bajé del tren con mi maleta. No era muy grande, era perfecta para el tipo de viaje que estaba haciendo. Tenía lo justo para aguantar un par de días, cosas de supervivencia básica. Lo que más pudiera valorar lo llevaba conmigo mismo. Prolongar mi estancia más de cuatro o cinco días empezaría a ser una derrota, así que directamente hice previsiones de poco tiempo y llevé poco equipaje.

La incógnita del alojamiento se empezó a plantear como un problema. Tenía que procurarme un buen refugio para la noche, pero sin abusar del coste. Ya habían pasado unas cuantas horas desde el mediodía y probablemente me fuera difícil encontrar disponibilidad donde me gustaría. Empecé en considerar pasar alguna noche al aire libre. En esa época del año las noches cada vez refrescaban menos y, aplicando mis conocimientos, podía recoger el material necesario de la calle para no pasar frío durante la noche.

Pensaba en todo eso mientras avanzaba por el andén de la estación. Miraba a mi alrededor y veía bastantes caras conocidas del tren. Sólo unas horas rodeado de extraños y uno ya es capaz de asimilar sus rostros. Es curioso cómo cuando vas a visitar una ciudad acabas cruzándote a menudo con la misma gente que ha ido con el mismo fin que tú. Recorréis juntos un museo sin dirigiros la palabra pero ambos os sonáis mutuamente de algo.

Me fijé en un hombre con traje. Era el mismo que había examinado en el tren. Llevaba el mismo maletín. Me fijé porque dejó de caminar bruscamente para sacar su teléfono móvil de dentro de la chaqueta. Al hacer esto una pequeña tarjeta blanca cayó al suelo, pero él siguió caminando sin darse cuenta. Me acerqué a esa posición y, sin llamar mucho la atención, me agaché y recogí la tarjeta. Levanté la cabeza pero no vi ni rastro del hombre con traje, así que no podía devolvérsela. Sólo tenía dos líneas escritas:

Torre Arena
27º 19:30

El nombre no me decía gran cosa, así que tocaba sacar información de los números. 19:30 tenía que ser una hora, no podía ser mucho más. En cuanto a 27º... ¿una temperatura...?

Mi pensamiento quedó interrumpido porque alguien se tropezó conmigo. Todavía no me había incorporado del todo después de recoger la tarjeta, pero no creo que estuviera tan escondido para no ser visto.

-¡Oh, perdona! No te había visto.

¡No era posible! Era la misma chica que me había estado mirando en el tren (bueno, a lo mejor). Tenía un móvil en su mano izquierda con el que parecía que había estado hablando, pero lo cerró y lo guardó sin despedirse de nadie.

-Soy Gina Northwood. ¿Cómo te llamas tú?

Caray, qué pregunta más directa. Al final va a ser que viajaba sola, aunque ni siquiera llevaba equipaje. No me hace mucha gracia dar mi información a desconocidos, pero dado que ella había mostrado confianza me tocaba mostrarla a mi también. No se podía tratar de una trampa.

-Yo soy Jeff, Jeff Lems. Encantado.
-¿Qué es eso que tienes en las manos?

Debía parecer extraño. Después del golpe y todo el lío todavía estaba casi de cuclillas en el suelo sosteniendo la tarjeta sin descifrar. Estuve a punto de decirle que era una larga historia, pero recordando que justamente no tenía ninguna historia me pareció demasiado irónico para decirlo en voz alta.

-Es difícil de explicar.- dije tras incorporarme finalmente.
-¿Es una especie de mensaje en clave?
-Para nosotros sí. Para alguien debía contener toda la información que necesitara.

Gina cogió la tarjeta de mis manos y la leyó.

-¡Yo sé dónde está la Torre Arena!

Vaya, qué oportuno.

-¿En serio? ¿Es un sitio real?
-Claro. No eres de aquí, ¿verdad? Te sonaría de algo el nombre.
-Ya, supongo. ¿Crees que podría llegar allí antes de las siete y media?
-Bueno, si sabes moverte rápido por la ciudad es posible. Está en las afueras y tiene un mirador enorme desde el que lo puedes ver casi todo. Puedo acompañarte si quieres.

No me hacía mucha gracia la idea de asociarme un acompañante, pero ella parecía conocer el lugar y yo no quería perderme la cita que anunciaba la tarjeta.

-Está bien. Si realmente no te importa, salgamos cuanto antes.
-¿No te molestará la maleta?
-¡Qué va! Apenas tengo cosas dentro.
-Bien. Salgamos de la estación por ahí.

Max Planck

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Max Planck. No sé si habréis oído hablar de este señor. Hasta hace una semana para mí significaba sólo el nombre de alguien que sacó una constante universal para calcular la energía de un fotón, pero esta semana he aprendido tantas cosas relacionadas con el trabajo de este hombre en tan diversas fuentes sin relación ninguna que he decidido juntar todo lo que sé ahora aquí.

Para empezar me ha parecido enormemente curioso que al abrir el navegador de internet para escribir esta entrada se ha abierto Google y la imagen que tenía era la siguiente:


Este doodle simboliza el aniversario del nacimiento de Niels Bohr. Bohr es sumamente conocido por sus teorías sobre la estructura atómica, que los electrones se ordenan en capas alrededor del núcleo del átomo, etc... Sin embargo, la ecuación que se ve en el Doodle no es ni más ni menos que la que comentaba antes que sirve para calcular la energía del fotón a partir de su frecuencia, siendo h la llamada constante de Planck, que le dio a éste el Premio Nobel de Física cuatro años antes que a Bohr por su trabajo. Muy oportuno, Google...

Voy a desviarme un poco del tema para llegar a entender más lo que viene al final. Hablemos de temperaturas. Prácticamente todo el mundo sabe que existe un cero absoluto de temperaturas. Un punto en el que ya no queda nada de energía y todo está completamente quieto. Este punto equivale a 0 Kelvin o a -273.15 grados Celsius. Bien, si a partir de ahí empiezas a aportar energía, la energía cinética de las partículas se transforma en calor, aumentando poco a poco la temperatura.

Chachi, pero... ¿existe un límite superior de temperaturas? ¿se puede aportar energía infinitamente hasta llegar a una temperatura infinita? ¿cómo de caliente se pueden poner las cosas?

El Sol está bastante caliente, ¿no? En su superficie, la temperatura es de 5500 grados Celsius. Pero en su centro, donde la fusión ocurre, la temperatura es ridícula. Pueden llagar a conseguirse temperaturas de 15 millones Kelvin (15,000,000 K). [A estas alturas, la diferencia entre grados Celsius y Kelvin es bastante despreciable, así que si no sabéis convertir Kelvin a grados Celsius imaginad que a partir de ahora cada vez que diga Kelvin son grados Celsius, porque voy a dar todos los valores en Kelvin.]

Bueno, 15 millones Kelvin dan para mucha energía. De hecho, pensando que el Sol está a casi 150 millones de kilómetros de nuestro planeta, sorprende saber que esa energía que irradia es capaz de llegar tan lejos hasta nosotros para aportarnos calor. De hecho, si se te ocurriera calentar la cabeza de un clavo a esa temperatura, la energía que irradiaría lo destruiría todo a 1500 kilómetros a la redonda.

¿Y dónde entra Planck en todo esto? Espera un poco, ya casi estamos.

Hablando de energías, todo objeto que se encuentre por encima del cero absoluto de temperaturas emite cierta radiación electromagnética debida a la transmisión de calor por radiación. Esa energía que emite nos da información sobre la temperatura de ese objeto. Nosotros no emitimos esa radiación en el espectro visible, pero lo hacemos en el entorno infrarrojo. De modo que nuestro ojo no es capaz de varla, pero las cámaras de infrarrojos sí que pueden.

Para conseguir que un objeto emita luz en el espectro visible tendrás que aumentar su temperatura hasta lo que se conoce como el punto Draper (798 K ó 525 ºC). Es por eso que la lava incandescente o el acero fundido emiten una luz rojiza.

Se puede calcular la longitud de onda que emite un objeto si conocemos su temperatura, de forma que a medida que se aumenta la temperatura, la longitud de onda emitida se hace cada vez más pequeña (la longitud de onda es inversamente proporcional a la energía, así que menos longitud de onde implica más energía).

Volviendo un momento al Sol, la temperatura en su centro no está ni cerca de ser la temperatura más alta del universo. Por ejemplo, el pico de temperatura alcanzado durante una explosión nuclear es de trescientos cincuenta millones Kelvin (350,000,000 K), aunque no cuenta del todo porque esa temperatura se alcanza en un tiempo diminuto.

En el centro de una estrella ocho veces más grande que nuestro Sol, en su último día de vida, cuando colapsa en sí misma, es capaz de alcanzar una temperatura de 3 mil millones Kelvin (3,000,000,000 K o 3 GigaKelvin).

En Suiza, ciéntificos del CERN han conseguido colisionar protones en núcleos de átomos, alcanzando temperaturas entre 2 y 13 ExaKelvin (2,000,000,000,000,000,000 K). Pero estamos bien porque esa energía no dura apenas nada y sólo involucra a unas pocas partículas.

Vale, pues ahora toca meter a Planck en todo esto. Max Planck es considerado como el fundador de la mecánica cuántica, que no está nada mal. ¿Recordáis que hace poco comenté lo jefe que era Newton por inventar el cálculo infinitesimal para resolver sus problemas? Pues no sabría decir quién de estos dos es más "badass".

Lo más "badass" que hizo Planck al establecer la teoría cuántica fue crear el sistema de unidades de Planck, con el que básicamente puso límites al universo. Estas unidades las consiguió simplificando algunas constantes universales y calculando entonces las unidades básicas del universo.

De forma que tendríamos la Temperatura de Planck. La Temperatura de Planck es igual a 1,41E32 K (141,000,000,000,000,000,000,000,000,000,000 K) y es la temperatura más alta que se podría alcanzar en el universo. La radiación que emitiría de la forma que he explicado antes tendría una longitud de onda de 1.616E-35 metros (0.00000000000000000000000001616 nanometros), que de nuevo, según el trabajo de Planck, sería la distancia más pequeña posible en nuestro universo, la Distancia de Planck.

¿Entonces qué ocurriría si aportáramos un poquito más de energía, sólo un Kelvin más? ¿No conseguiríamos  una temperatura mayor del límite y una distancia menor que la más pequeña posible y nos cargaríamos el universo?

Pues ahí tenemos un problema. Por encima de la Temperatura de Planck, las teorías no funcionan bien. Tendrías algo más caliente... que la... Temperatura. Sería tan caliente que lo que sea no sería considerado temperatura. Teóricamente, no existe límite a la cantidad de energía que se puede aplicar a un sistema. Simplemente no se sabe qué podría ocurrir si se sobrepasara la Temperatura de Planck.

Aparte, Planck estipuló el Tiempo de Planck (5.39E-44 segundos), que equivale al tiempo que tardaría un fotón viajando a la velocidad de la luz en el vacío en recorrer la Distancia de Planck.

También fijó la Carga de Planck y la Masa de Planck (2.18E-8 kg), que sería la cantidad de masa que habría en una esfera de radio igual a la Distancia de Planck que tuviera la misma densidad que el mismísimo universo cuando tenía la edad del Tiempo de Planck.

Espero no haber reventado cerebros con esto.


"Historias" 02

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Los detalles. Siempre los detalles. Forman parte de mi estilo, y probablemente mi éxito resida en que gusten esos detalles. Son clave para introducirse en la escena. Dan esa pequeña información aparentemente sin importancia que te hace pensar si el que lo cuenta realmente estuvo ahí para fijarse en ellos. Cuantos más detalles, más completo y real es el escenario.

Pero fijarse en los detalles no es fácil, requiere bastante práctica. Primero hay que empezar con cosas sencillas y no muy cargadas para después, avanzando progresivamente, llegar a cosas más complejas y, al alcanzar la maestría, entonces es cuando se está preparado para sacar conclusiones a partir de los detalles. Hagamos un ejemplo ahora mismo, yendo del nivel más básico al más avanzado.

El asiento que tengo enfrente de mi tiene un recubrimiento de color azul y en la parte inferior hay una rejilla con algunos folletos y revistas de medidas de seguridad y publicidad de la compañía de tren. No hay ningún apoyo para los pies debajo del asiento. Si me hubiera encontrado subido al tren sin ningún recuerdo de cómo llegué aquí tendría bastante información. Con todo esto podría deducir que no viajo en primera clase y si examinara bien la revista podría acabar suponiendo a dónde me dirijo, o al menos dejar un número reducido de posibles destinos.

Asomo la cabeza por el pasillo y... un momento... ¿esa chica me estaba mirando? En fin, asomo la cabeza y visualizo todo el pasillo. Empiezo a contar una a una las filas de asientos hasta llegar a la mía. Uno, dos, tres, cuatro,... ¡otra vez! juraría que me estaba mirando a mí. Me salen trece filas. Alzo la vista para ver el número del asiento impreso en el portaequipajes al otro lado del pasillo y corroboro mi cuenta. "13 A-B" indica la pegatina, así que de esto podría sacar dos cosas. Primero, todavía tengo la capacidad de contar de uno en uno y, segundo, las pegatinas del tren son de fiar. Estas conclusiones no son gran cosa, pero no se puede sacar mucho de lo trivial. Podría observar un rato el paisaje, pero no estoy al lado de la ventanilla y no vería muy bien.

Ahora que ha quedado claro el mecanismo y he calentado un poco podemos pasar a un nivel superior: las personas. Las personas ofrecen infinidad de detalles, pero hay que saber verlos. No a todo el mundo le hace gracia ser observado fijamente, así que hay que ser un poco sutil y actuar con disimulo. Por ejemplo, no podría sacar mucho del hombre que tengo a mi lado, distraído mirando por la ventanilla, porque se sobresaltaría si me descubriera examinándole y tampoco hemos entablado más confianza que la de un saludo al sentarnos juntos. Abrir una conversación a estas alturas del trayecto sería extraño. De todos modos, mi posición es más o menos privilegiada para observar a los demás, o por lo menos a los que están sentados en el lado del pasillo como yo. ¡Otra vez me estaba mirando esa chica! Creo que voy a tener que empezar con ella.

Como he comprobado que las pegatinas de los asientos son de fiar sé que está sentada en la fila nueve, en el mismo lado que yo. ¿Por qué razón estaría mirando tanto hacia atrás? En un ataque de ego personal he pensado que me estaba mirando a mí, pero no tiene sentido que lo haya hecho tantas veces. Tiene que haber otro motivo. Tal vez quiera ir al baño y esté esperando a que esté vacío. Hmm, está sentada al lado de un chico. Posiblemente sea su novio, los dos parecen más jóvenes que yo. Maldita sea, no consigo nada de detalle desde mi sitio. Unas caricias o unas palabras al oído entre ellos me darían la razón, pero no puedo saberlo.

Esto está resultando un tanto frustrante, voy a cambiar de objetivo. Al fondo veo asientos para cuatro personas. Uno de ellos está ocupado por un niño pequeño y enfrente de él hay una señora bastante mayor. Yo diría que es su abuela. Sin embargo, el niño está hablando con alguien que está sentado al otro lado del pasillo. Seguramente sean sus padres, por lo que se tratará de una especie de vacaciones en familia.

¡Oh, esto sí que es curioso! Un poco más cerca, sobre la fila cinco, hay un hombre trajeado y lleva un maletín en sus manos. Podía haberlo dejado en el portaequipajes que tiene encima pero eso le debió parecer demasiado arriesgado. Lo más seguro es que dentro del maletín haya algo frágil, como un portátil o algo electrónico que haya que tratar con cuidado. Lo que está claro es que para él tiene suficiente valor como para no soltarlo de las manos durante el viaje.

Sí, ha sido un fracaso de experimento. ¿Pero qué podía esperar? No se puede descubrir al ladrón de las joyas si nadie ha robado joyas. Además, mi posición me limitaba bastante para ver las cosas. Tendré que practicar un poco más estos días. De momento he visto bastante de esta escena. Voy a cerrar los ojos hasta que el tren llegue a su destino.

The Highest Flight

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He aquí la primera letra que escribí jamás, hace ya más de tres años.

Hace unos meses hablé en este blog de la música y comenté su característica de almacenar recuerdos y transportar emociones a través del tiempo.

Esta canción también habla de la música y comenta otra gran característica de ella. El título se refiere al estado que puedes sentir al estar bajo el efecto de las drogas, algo así como "el gran colocón". Entonces trata de comparar la euforia y energía que es capaz de transmitir la música con la que te puede aportar una droga, solo que mucho más sano.

Así que aquí tenéis una canción sobre la música para que oigáis hablar de música mientras escucháis música. Musicception.



I love all around me
When music surrounds me
I fear the silence
It makes me feel lonely
When luck is on my side
The problems are all gone
There's nothing to worry about
And I feel free.

Energy flows on me
I feel powerful
Almighty, that is me
When the melody starts
Cause music is the
only drug in my life.

Notes are flowing into my head
I'm excited and satisfied
I can't stop it, I want more of it
I'm just having the highest flight.

Nights are going passing by
It's the music who RULES MY SYSTEM!
I can't stop it, I want more of it
It's the music who RULES MY SYSTEM!
Notes are flowing into my head
It's the music who RULES MY SYSTEM!
I can't stop it, I want more of it
I'm just having THE HIGHEST FLIGHT!