Random

0

Category :

Tenía pensado hablar de un Ig Nobel, pero me parece adecuado prepararlo previamente con algunas ideas que voy a plantear sobre las cosas que son aleatorias porque, ¿qué es lo aleatorio, si es que existe algo aleatorio?

Llamamos aleatorio a todo aquello que sea impredecible y no siga un patrón reconocible. Veamos dos ejemplos típicos de eventos aleatorios: lanzar una moneda y lanzar un dado. En cada uno de los casos, existen un número determinado de posibles escenarios finales y a cada uno se le atribuye una probabilidad, que es la misma para cada escenario.

¡Pero atribuirles una probabilidad no es más que el fruto de nuestra ignorancia!

Si fuéramos capaces de saber absolutamente todo: la condición inicial de la moneda o dado, la fuerza exacta aplicada tanto de rotación como de traslación, la masa y geometría del objeto lanzado y cómo rebotará al caer al suelo, entonces podríamos calcular teóricamente el resultado con un 100% de precisión antes incluso de que el lanzamiento ocurriera. Entonces no existe la aleatoriedad, ya que variando todos los factores a conciencia se podría forzar el escenario final.

Para un cerebro humano, controlar y dominar todos esos parámetros es una locura. Haría falta una precisión tremenda, tanto en el cálculo como en la ejecución. Pero investigadores han desarrollado un robot que lanza monedas y predice el resultado acertando siempre, porque conoce las ecuaciones adecuadas para hacer el cálculo y es capaz de aplicar exactamente la fuerza necesaria.

Hay muchísimos estudios sobre los lanzamientos de monedas. Algunos estudian si ciertas monedas tienen más tendencia a caer preferentemente por uno de sus dos lados. Uno de ellos calcula que el penique estadounidense, teniendo en cuenta su diámetro, espesor y densidad, tiene una posibilidad entre 6000 de caer de canto en vez de en una de sus caras.

De nuevo no deja de ser una probabilidad inventada a raíz de la ignorancia, ya que apuesto a que existe alguna manera de forzar el escenario de la moneda cayendo de canto aplicando la fuerza necesaria, dejando caer la moneda una altura determinada, etc...

Es muy común ver en las noticias o leer sobre algo que ha ocurrido que se considera casi un milagro por ser un evento que tenía una probabilidad entre un millón, por ejemplo, de ocurrir. Menuda suerte que ocurriera, ¿no? O pongamos por ejemplo el caso de la moneda de canto de antes, que es una entre seis mil. ¿De verdad es casualidad que ocurran esos eventos improbables?

Imaginad que queremos lanzar una moneda y sacar diez veces seguidas cara. Ignorando todo lo que podríamos tener en cuenta para calcular y predecir el resultado, la probabilidad de eso sería una entre dos (por los dos posibles escenarios finales) elevado a diez (número de veces que lo queremos). Una entre 1024, por lo que si se intentara 1024 veces, de media, se podría esperar que al menos una vez se consiguiera.

Por supuesto, fallar muchos intentos no te acerca a conseguirlo. La probabilidad es siempre la misma, las monedas y los dados no tienen memoria, pero tarde o temprano, ya sea en 1024 tiradas o en 2048 acabará ocurriendo. Cualquier evento, por muy improbable que sea, puede ocurrir si se le dan suficientes oportunidades.

O como cuando te encuentras con alguien en algún sitio de forma inesperada. ¿Es tan inesperado? ¿Se puede decir que fue todo aleatorio para llegar a encontraros? Si se es capaz de predecir el resultado de un lanzamiento de dados conociendo absolutamente todo, ¿qué impedía predecir el encuentro? Entonces no existe el azar, sólo una cantidad infinita de cosas que no sabemos.

Alguien que fuera capaz de conocerlo todo sobre todas las cosas, todos los parámetros que definen el universo entero... para alguien así no cabría lugar para lo aleatorio. Si algo así fuera posible, todas nuestras acciones estarían predeterminadas y destinadas a ocurrir como el colapso de una estrella. Aunque creamos que tenemos voluntad, quizás estemos marcados por las condiciones iniciales del universo, igual que el lanzamiento de una moneda.

Sé que queda bastante inconcluso, pero el objetivo era simplemente dejar la idea en el aire. En los próximos días llegará a alguna parte, tranquilos. De momento, a darle vueltas.



"Historias" 10

0

Category :

[ALERTA SPOILERS]

Esta entrada pertenece a una serie de entradas que componen un relato que estoy escribiendo. Si tienes interés en leerlo todo desde el principio puedes ir a las etiquetas que hay en la parte derecha y clickar en "Relatos". Ahí tendrás todo en orden inverso, así que tendrás que empezar desde abajo del todo e ir subiendo. Si eres un masoca al que le gusta saber el final antes de empezar la historia o simplemente te divierte mirar letras puedes seguir leyendo bajo tu propia responsabilidad. Gracias.


No todo empezó en un tren.

Este trabajo está empezando a ser demasiado agotador. Me prometieron que vería mundo y cosas alucinantes y que no tendría motivo para aburrirme jamás. Y tenían razón, no se lo puedo reprochar, pero llega un punto en el que necesito descansar. No dejo de recibir llamadas con encargos, y la mitad de veces ni siquiera entiendo las tareas que me mandan. Simplemente "espere nuevas instrucciones". Entender el por qué de mis acciones parece algo voluntario y opcional. Podría expresarles mi queja, pero no estamos hablando de la clase de gente que atienda a razones. Sólo les interesa tener su trabajo hecho. Y si no lo hago yo ya encontrarán a otro bobo que lo haga por mí. Ya están llamando otra vez. Siempre esa voz robotizada al otro lado del auricular.

"Diríjase a la estación de tren más cercana que tiene ahora mismo. Allí acuda a la taquilla número 048. Repito, número 048, y ábrala con la llave que consiguió en su último recado. En su interior encontrará un maletín junto con otros objetos de interés en el futuro. El maletín dispone de un sistema de sellado especial, así que ni se moleste en intentar abrirlo. Una vez recogido todo, coja el tren que sale de la estación a las 11:25. Espere nuevas instrucciones."

A veces dudo incluso que al otro lado se encuentre una figura humana. Las instrucciones son siempre claras y no dejan hueco a dudas. Seguro que si alguna vez digo algo la voz seguiría con su discurso, aunque por precaución es mejor no probar nada. No cumplir con un objetivo por no haber atendido bien a las instrucciones no tiene pinta de estar entre las posibilidades.

Ya en la estación todo fue según lo indicado. La llave que había guardado más de una semana finalmente sirvió de algo y abrió la taquilla número 048. El maletín estaba en su sitio, acompañado de un pequeño espejo de bolsillo y una tarjeta. Sólo tenía dos líneas escritas:

Torre Arena
27º 19:30

Esto no me decía nada, pero la prioridad era no perder el tren. Para entender qué hacer con todo esto, como siempre, habría que esperar nuevas instrucciones.

The Blonsky Device

0

Category :

Detrás de toda investigación científica o invento se esconde una historia. Desde lo que inspira a una persona a pensar en el proyecto hasta todos los problemas por los que un equipo tenga que pasar hasta lograr el objetivo planteado.

Hoy os voy a hablar de un premio Ig Nobel y toda la historia que hay detrás de él. A medida que iba descubriendo detalles de esta historia cada vez me iba emocionando más. En el fondo es una historia de amor.

Los protagonistas de esta historia son la pareja formada por George y Charlotte Blonsky. En 1965 se les concedió una patente por su "aparato para facilitar el nacimiento de un bebé mediante ayuda de la fuerza centrífuga". (Podéis consultar la patente aquí si tenéis curiosidad)

A partir del título ya os podéis imaginar algo de lo que puede ser, pero una imagen lo ilustrará mejor que nada.


Extraída directamente de la patente, la figura muestra la Máquina de los Blonsky. Consiste en una gran mesa redonda con maquinaria en la parte de abajo. Cuando una mujer está a punto de dar a luz, se tumba en la mesa, se la ata bien fuerte por seguridad y la mesa empieza a girar a altas velocidades. Tarde o temprano el bebé saldrá volando gracias a la fuerza centrífuga.

Por esto, los Blonsky recibieron el Ig Nobel en salud pública en 1999. Recordad lo que expliqué la última vez sobre los Ig Nobel. Premian aquellos descubrimientos que primero te hacen reír y luego pensar. No los desprestigiemos por recibir ese premio, al fin y al cabo hay un esfuerzo dedicado al diseño del aparato y el fundamento teórico para utilizar la fuerza centrífuga es correcto. Por lo que se sabe, la máquina nunca ha sido empleada para su fin, aunque creo que hay un par de hospitales que tienen un módelo de la máquina por puro coleccionismo.

La gran pregunta que viene a la mente al ver algo así podría ser: "¿A qué clase de persona se le puede ocurrir hacer esto?" La verdad es que podría ser la máquina de tortura de cualquier psicópata y cualquier respuesta a la pregunta abarcaría ese espectro de gente. Pero la verdad es bien distinta a lo que podamos imaginar.

Los Blonsky eran una pareja dulce y agradable. Estaban casados cuando realizaron su invento y les gustaban los niños, aunque ellos mismos no tuvieron hijos. George era ingeniero, graduado en el MIT en la década de los años 20, y la pareja tuvo la idea durante una actividad que disfrutaban los dos bastante: visitar el zoo.

En los 60, los Blonsky vivían en el barrio del Bronx en Nueva York, y el zoo del Bronx era uno de sus sitios favoritos para ir a dar un paseo. Un día, caminaban cerca de los elefantes y vieron cómo uno de ellos lentamente daba vueltas sobre si mismo. Nunca habían visto un elefante hacer algo parecido y no entendían su motivo, así que le preguntaron al cuidador del zoo más cercano que vieron. El cuidador del zoo lo vio y les dijo que se trataba de una hembra de elefante embarazada y que es típico que se pongan a girar justo antes de dar a luz.

Los Blonsky volvieron a casa pensando en ello y en que había muchas mujeres con problemas para dar a luz. Lo explican bastante en la introducción de la patente, donde comentan que las mujeres que se han habituado a la vida en la ciudad tienen los músculos menos desarrollados y, por tanto, requieren una ayuda adicional para empujar a sus bebés al exterior. El tema acabó con Charlotte diciendo algo del estilo de: "George, tú eres ingeniero. Haz algo."

Y vaya si lo hizo. Aplicar cosas de la naturaleza para construir nuevos diseños o intentar nuevas formas de hacer las cosas es algo muy inteligente. Al fin y al cabo la naturaleza lleva millones de años de prueba y error dejando pasar sólo las mejores opciones, así que no es un mal modelo para buscar inspiración. El problema en esto es que, si alguien domina algo de elefantes, sabrá que los elefantes en realidad no giran antes de dar a luz ni nada parecido. Aquel elefante del zoo del Bronx tendría sus motivos para estar girando, pero desde luego no era por tener un bebé a punto de salir.

Entonces, ¿por qué mintió el cuidador del zoo? O no era muy buen cuidador o quiso gastarles una broma a los Blonsky que no pillaron. ¿No es alucinante? La inspiración de la máquina vino de un hecho falso, pero matemática y físicamente correcto a pesar de todo. La fuerza centrífuga de verdad empuja las cosas lejos del eje de rotación. Teniendo que compensar la fuerza de la gravedad y todo, ¿cómo de rápido tendría que girar la máquina de los Blonsky? La respuesta está en la siguiente tabla, presente también en la patente.


El propósito de la tabla era mostrar cuánta fuerza experimentarían tanto la madre como el niño debido a la fuerza centrífuga generada. A los Blonsky les preocupaba de verdad la seguridad. De hecho, fijáos cómo la máquina estaba diseñada para no exceder nunca los 7G, aunque hay pilotos de las Fuerzas Áereas que se desmayan a 4G, así que imagináos una mujer durante el parto...

1G es la fuerza normal de la gravedad, la que te impulsa hacia abajo. En la segunda columna se ven las revoluciones por segundo necesarias para alcanzar distintas G, o tantas veces la fuerza de la gravedad. A 4G, la mesa gira aproximadamente a una revolución por segundo, o sea, que cada segundo la mesa da una vuelta completa. Volved a la primera imagen para ver la mesa. En principio tiene un radio igual a la altura de la mujer. Imagináos ahora una cosa así dando una vuelta completa en un segundo. Y ahora imagináos atados a esa máquina, y empujando para sacar un bebé de vuestra barriga. Por suerte, dudo que haya que hacer mucha fuerza para eso si vas a 4G.

Esto me recuerda a una canción que escribí hace poco. Las intenciones de los Blonsky eran muy buenas, sólo querían hacer un favor a la gente con problemas, pero acabaron construyendo una máquina casi mortal. Sólo la ciencia es capaz de algo así.

Otro elemento de particular interés del aparato es la red de seguridad colocada a la salida de la vagina. Se puede ver en la imagen del principio, pero desde esta vista se aprecian mejor sus dimensiones.

Pensad en una masa de 3 a 4 kg, acelerada a un par de G, saliendo disparada de la vagina de la mujer. O las fibras de esa red son de kevlar reforzado con plomo o la inercia que tenga el bebé la atraviesa como si ni existiera. Expertos que han visto la máquina de los Blonsky acaban llegando a la conclusión de que "esa red quizás no sea adecuada para su propósito".

Todos los años, en la ceremonia de los premios Ig Nobel, hacen una ópera directamente relacionada con la ambientación de la ceremonia. En 2013 la ambientación era "Fuerza" y, como no podía ser de otra manera, la ópera contaba la historia detrás del invento de los Blonsky con algunas cosas añadidas.

En el momento de registrar la patente, Charlotte está embarazada, y cuando están a punto de rechazársela rompe aguas y la confusión hace que se la concedan. Después, Charlotte toma la valiente decisión de utilizar ella misma la máquina. Aunque sea un hecho ficticio, me gusta mucho ver esa historia de amor. Cómo ella confía tan plenamente en el invento de su marido por muy poco afortunado que sea.

Al final de la ópera están en el hospital George, el cuidador del zoo y el que registra las patentes y, justo cuando la máquina se pone en marcha, se dan cuenta de que la red puede no ser apropiada. Generan el caos en el escenario cuando de repente un muñeco de un bebé sale disparado y lo recogen entre los premios Nobel de verdad que asistieron. Ya comenté que las ceremonias son espectaculares.

Por desgracia, cuando les dieron el Ig Nobel a los Blonsky ya habían fallecido, pero su historia perdura, y el respeto que les tiene la organización de los premios Ig Nobel les hace más inmortales aunque no recibieran el mejor premio que pudieran esperarse.

"Historias" 09

0

Category :

[ALERTA SPOILERS]

Esta entrada pertenece a una serie de entradas que componen un relato que estoy escribiendo. Si tienes interés en leerlo todo desde el principio puedes ir a las etiquetas que hay en la parte derecha y clickar en "Relatos". Ahí tendrás todo en orden inverso, así que tendrás que empezar desde abajo del todo e ir subiendo. Si eres un masoca al que le gusta saber el final antes de empezar la historia o simplemente te divierte mirar letras puedes seguir leyendo bajo tu propia responsabilidad. Gracias.


Despertamos tarde al día siguiente y no me sorprendió ver que habíamos perdido toda la mañana. ¿Qué más daba? Tampoco teníamos nada mejor que hacer realmente.

Gina sacó sobras y todo lo que pudo encontrar para desayunar. Después de todo acababa de volver a la ciudad y yo tampoco le había dado oportunidad para ir a comprar. Aunque la verdad es que nos daba bastante igual, estábamos más pendientes de disfrutar el momento que estábamos pasando el uno con el otro.

Decidimos salir a dar un paseo. No es que hubiéramos caminado poco precisamente con todo el lío del día anterior, pero la ciudad parecía tener escondidos más secretos de los que aparentaba y Gina estaba dispuesta a desvelarlos.

Antes de salir de su apartamento miré mi maleta con lástima. Me daba pena abandonarla después de haberla paseado tanto tiempo. De todos modos, como siempre, me aseguré de llevar todo lo imprescindible conmigo. Salvo por un neceser y un par de mudas la maleta estaba prácticamente vacía.

Por el camino Gina no paraba de señalarme cosas por las que aseguraba que habíamos pasado la pasada noche. De verdad que no me sonaban para nada. También reconozco que me hacía un poco el loco porque me hacía gracia cómo se desesperaba Gina. Al parecer le decepcionaba ver que era capaz de bajar la guardia a la hora de prestar atención con relativa facilidad. Creo que me puso las expectativas algo elevadas.

Por cosas del destino, supongo, serían sobre las siete de la tarde cuando Gina me señaló la Torre Arena. Habíamos hecho todo el camino de vuelta con la tontería. Ya que estábamos nos pareció apropiado subir otra vez al mirador. ¿Quién sabe? Quizás el hombre del maletín aparecía ahora por alguna razón desconocida. En cualquier caso, no era mal lugar para ver el atardecer sobre los edificios de la ciudad. No perdíamos nada por volver.

Al salir del ascensor busqué directamente la estación meteorológica. Marcaba las 19:23, la temperatura era de veinticuatro grados Celsius, la presión atmosférica de mil cuatro milibares y la humedad relativa del cuarenta y ocho por ciento. Desde luego hacía algo más de calor que el día anterior, pero seguía sin llegar a los veintisiete grados que indicaba la tarjeta que encontramos en la estación.

-Jueff, mira ahí...

El tono de Gina me dio un escalofrío. Sonaba bastante asustado y sorprendido. Giré lentamente la cabeza hacia la derecha y, ¡ahí estaba! El misterioso hombre del maletín. Era él sin duda, y llevaba el maletín. Otro escalofrío recorrío mi cuerpo. Habíamos sido capaces de rastrear a ese hombre. ¿Y ahora qué? Supongo que esperar a que él mueva ficha, presuntamente a las 19:30.

Estaba pensando en eso cuando me fijé en la rosa de los vientos pintada en el suelo que se interponía en ese momento entre nosotros y nuestro objetivo, ¡y entonces lo vi claro! La tarjeta que encontramos no estaba indicando una temperatura, ¡¡sino un ángulo!! El hombre del maletín estaba apoyado en la barandilla, mirando el paisaje, a exactamente 27 grados del Norte.

Se lo expliqué a Gina, que no se explicaba cómo no habíamos caído en eso, y entonces el hombre dejó su reposo. Metió la mano derecha en su chaqueta y sacó un pequeño objeto cuadrado.

-¿Ves lo que ha sacado?- le pregunté a Gina.

-No, está algo lejos. Quizás podamos ponernos a su lado. No tiene por qué sospechar.

-Sí, pero igual se siente observado. No seamos demasiado bruscos.

De la forma más casual que pudimos conseguir con la emoción del momento nos acercamos al hombre. Lo que sujetaba en ese momento con las dos manos era un espejo. Un espejo pequeño con un marco muy antiguo, probablemente tendría un alto valor. Vimos cómo lo movía para hacer señales en la dirección en la que se le había ordenado.

Gina no dijo nada, pero me apretó con fuerza el brazo y me hizo gestos con la cabeza para que mirara hacia un bloque de edificios en la distancia. Unos destellos de luz me cegaron brevemente. ¡Alguien le estaba respondiendo! ¿Qué clase de gente es esta? ¿Por qué tienen que usar este método para comunicarse? Desde luego no son estúpidos. Tenían muy claros la hora y el lugar precisos en los que tenía que estar el hombre para aprovechar los rayos de luz que incidían en su edificio. Dudo mucho que un empresario corriente posea esa clase de conocimientos.

El hombre del maletín guardó su espejo en la chaqueta otra vez y se dispuso a abandonar el mirador. Ni siquiera nos miró mientras se iba, no creo que despertáramos sospechas. Entonces escuché en alto con la voz de Gina la imprudencia que mi mente estaba deseando cometer pero un impulso de cordura mantenía atada.

-¡Sigámosle, Jueff!

Vaso

0

Category :

Estaba tomando algo y hablando con la serena tranquilidad que me gusta disfrutar. De pronto, dejé de prestar atención a la conversación porque mi vaso se estaba inclinando con intención de tumbarse sobre la mesa y derramar su contenido. ¿Cómo era posible? No hacía nada de viento, el vaso todavía contenía la mitad de líquido que podía almacenar, por lo que podía confiar en la gravedad para mantener el vaso pegado a la mesa. Lo único capaz de explicar lo que estaba viendo era un impulso externo o un universo paralelo que se estaba delatando a si mismo. Había algo raro en lo que estaba viendo, no terminaba de creerlo aunque lo estuviera viendo porque no tenía sentido.

Fuera lo que fuera hace ya un tiempo que me entrené para no quedarme pasmado mientras observo algo que lentamente cae a su perdición y puede ser salvado con el adecuado tiempo de reacción, así que, sin importarme la causa, rápidamente moví mi mano para coger el vaso.

Mayúscula fue mi sorpresa cuando, a mitad de camino, mi mano chocó contra el vaso inmóvil e indefenso que se mantenía pegado a la mesa gracias a la gravedad (al parecer no estaba en otro universo). Yo di el impulso externo que necesitaba el vaso para cumplir con mi visión. No era real, pero ahora lo era. Estaba viendo cómo el vaso se inclinaba con intención de tumbarse sobre la mesa y derramar su contenido, exactamente igual que hacía dos segundos, salvo la diferencia de haberme quedado pasmado observando el desastre en esta ocasión.

Vaya, ¡esto es nuevo! Desde un punto de vista esotérico, cualquiera diría que había previsto el futuro, aunque sólo fuera por dos segundos. ¡Pero menudo fracaso! Ese futuro no hubiera ocurrido de no ser por haberlo visto antes. Yo no tenía ningún motivo para lanzarme a por el vaso, pero, al ver el destino que le estaba reservado, intenté evitarlo no haciendo más que provocar ese futuro. Si no lo hubiera visto caer nada de esto habría ocurrido y mis pantalones seguirían secos. Si pretendía que el vaso no cayera la solución era no hacer nada, pero era imposible no reaccionar viendo venir la catástrofe. Desde el punto de vista de un observador externo de repente centré mi atención en el vaso y le arreé un manotazo porque sí. ¿Cómo se puede explicar la situación desde un punto de vista lógico?

Como predictor del futuro tampoco tiene mucho mérito decir que un vaso se va a caer y a los dos segundos ser tú mismo el que lo tire. Predicciones así se pueden hacer a porrones y acertar.

Sigo con otra cosa.