Kitty On My Foot And I Want To Touch It

Las palabras que ha aprendido por la noche las escribe en una libreta y las esconde donde está segura de que nadie las pueda encontrar. Se ve forzada a estudiar un nuevo idioma a escondidas de todo el mundo. Si la pillaran sería objetivo de burlas y abusos. Desde que bombardearon su país su vida es una lucha constante por sobrevivir. Sabe que las clases clandestinas que toma le abren las puertas que se le presentan cerradas. Sabe que es la única manera de seguir adelante. Sueña todas las noches con escapar y ser libre.

Lo que daría porque fuese ya de día y su dulce voz me susurrase “lavavajillas”, “espumadera” o “colesterol”. Pero la noche es profunda aún y promete hacerse eterna. No entiendo qué ha podido salir mal. Ella conocía de sobra las palabras secretas y las instrucciones eran más que claras: “si algo va mal, di una de las palabras y pararé”. Todo lo demás es ignorado. Gritos, forcejeos, forma todo parte del juego, y yo he seguido hasta el final. Pobre chica. Espero poder ir al cielo a pesar de todo.

Serán sólo cien palabras, pero haremos que parezcan muchas más. Le daremos la vuelta a las cosas mil veces y repetiremos los mismos conceptos hasta que pierdan su significado. Después de todo nadie se va a parar a escucharle de verdad. Usted, por supuesto, no tiene que hacer nada. Simplemente confíe en nosotros y siga nuestras instrucciones paso a paso si de verdad quiere convertirse en el próximo presidente.

Serán sólo cien palabras. No caben más en los discos duros. Los mejores filólogos e historiadores se han reunido y han hecho un gran trabajo resumiendo toda nuestra cultura en tan confinado espacio. Una carta de representación de la raza humana considerablemente notable si son capaces de descifrar el lenguaje. Con suerte no seremos destruidos.