Cola

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Cola de un cine. Una pareja espera para sacar las entradas para una película.

Chica: ¿Por qué era esto mejor plan que quedarnos en casa?

Chico: Porque...

Empieza a cantar como en un musical diciéndole lo mucho que la quiere. El resto de gente de la cola se une en una coreografía espectacular. Los empleados del cine, uniformados, dejan sus tareas para realizar la performance para la que llevan años esperando y ensayan regularmente por lo que pueda pasar. Los de las taquillas, los acomodadores e incluso los que están haciendo palomitas. Todo culmina con una gigantesca pirámide humana con varios animales de circo en la cima y todo el mundo aplaudiendo.

Chica: Estupendo. Ahora vamos a entrar con la película ya empezada.


A buenas horas

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-Tengo un dilema. Quiero besarte, pero siento que haga lo que haga me arrepentiré. Quizás sea en unos meses o dentro de muchos años cuando lamente haberme lanzado y haber apostado por lo nuestro, o tal vez dentro de cinco minutos cuando sienta que he desaprovechado la oportunidad de tenerte más cerca de mí. Si tengo que acabar mal decida lo que decida prefiero aplazar el sufrimiento.


Pulso

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Aturdido por el golpe, teniendo medio perdida la noción de dónde se encontraba le vino el recuerdo del día que hizo las pruebas para ser piloto.


-Colóquese aquí y ponga cada mano en una rueda.

Mientras las extendía un violento temblor las sacudió en el aire.

-Trate de estar relajado. Si se pone nervioso no conseguirá pasar la prueba.

-Sí, señor.

Por desgracia no estaba alterado, aunque empezaba a sentir el miedo al fracaso antes incluso de haber empezado. Siempre había padecido un problema con su pulso y era consciente del hándicap que ello suponía para lograr su sueño, pero no estaba dispuesto a rendirse fácilmente. Alcanzó las ruedas con sus vibrantes manos y las apretó. Las presionó tan fuerte como pudo. Tanto que podía sentir el dolor de la goma que las recubría obstruyendo sus capilares sanguíneos. Era uno con los controles. Le hizo una señal al instructor para indicar que estaba listo y dio comienzo al test.

Controlaba dos pantallas simultáneamente esquivando distintos obstáculos que iban apareciendo. Estaba más concentrado de lo que había estado jamás.

-Un fallo. Lo siento, me temo que no lo ha superado.

Le dolían las manos. No se atrevía a soltar las ruedas.

-Por favor, deme otra oportunidad. Le prometo que lo haré bien. No sabe lo que significa esto para mí.

-Puede significar lo que quiera para usted, pero el reglamento es muy firme con estas pruebas. Debe pasarlas sin errores y sin posibilidad de repetir. Es por su propia seguridad.

-Se lo ruego, por lo que más quiera.


Apretaba fuerte el volante mientras acudían los servicios de emergencia. No era capaz de soltarlo. No sabía si podía moverse siquiera. Había tratado de burlar su destino y le iba a salir caro.


Verdad

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-¿No dices nada?

-¿Para qué? Tú piensas una cosa y yo pienso otra. Podemos decir lo que queramos, pero la verdad está ahí delante.

-¿Y qué dice?

-¿La oyes? Eso es porque la verdad no hace ningún ruido.


Lacroix

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Esta entrada pertenece a la categoría "Historias de universos paralelos", pero no lo es del todo. Los relatos de esa categoría, aparte de mostrar una ventana a algo que no tiene por qué ocurrir en nuestro universo, tienen la peculiaridad de presentarte en medio de la situación de la misma forma en la que te encuentras dentro de un sueño sin saber cómo has llegado hasta ahí. Cualquiera que lea este relato tendrá la impresión de que cumple todos los requisitos para estar en la categoría correcta, pero no es del todo cierto.

Los protagonistas de esta historia llevan casi dos años en mi cabeza con una idea, pero me propuse no sacarla adelante hasta que no terminara la otra historia que tengo a medias para no dejar muchos proyectos inacabados. Sin embargo puedo hacer una excepción a esto porque este relato ocurre después de todo lo que sucede en esa historia.

Cuando un personaje habla de algo pasado en un relato de universos paralelos a veces ni siquiera yo sé a lo que se refiere, pero en este caso de verdad que lo sé todo de ellos. Profesión, gustos musicales, hacia qué lado de la cama duermen, ...

Probablemente yo sea el único que aprecia lo verdaderamente épico que es este reencuentro y no tengo manera de hacerlo ver sin contar todos los acontecimientos anteriores que me quiero reservar, pero justo esa excitación es la que me ha motivado a escribir. 

Ah, y lo de que sea en inglés es simplemente porque nunca he pensado en esta historia en otro idioma. Quizás sea difícil de explicar, pero es lo que parecía más lógico. No me enrollo más.


-Monsieur Duncan!

He couldn’t believe it. The voice he expected the least to ever hear again had come once more to his ears.

-Lacroix…

George took a glance at the man he was talking to, though he wasn’t sure he could even call him a man anymore. There was something strange in the way he moved and he felt the cold and strong handshake of an iron fist when greeting him.

-We meet again.

-Nuts and bolts! H… how did you…? How is this possible?

-You took me for dead, monsieur Duncan, and someone as practical as you would argue that was the most predictable scenario to bet on. But I told you, didn’t I? Money can buy everything. So I bought my life.

George was starting to notice the new details of his old rival. Some of his new features were very visible, but he was pretty sure there was a lot more hiding under the clothes. He was under the impression of having a conversation with some sort of cyborg.

-You’re a maniac, Lacroix. How can you even do such a thing?

-C’est simple. I’m not blaming the Croatian emergency services, but when I arrived at the hospital after our incident I requested to be treated by my own medical team. I’m sure you can imagine what it’s like. Very professional, very efficient. I pay them a lot of money.

There was no doubt about it. He was Lacroix. But he felt so different. Half of his face had no expression, as if it had been rebuilt with some sort of plastic or silicone. Therefore his lips made weird and funny moves when he spoke, which were very distracting to George.

-So, since my body was so heavily damaged, I asked them to do something a bit risky for me. I wanted to take this downfall as an opportunity to raise, to be enhanced, upgraded. A better version of myself, I might add. And being the experts they are they succeeded, of course. All the parts that were taken from me are now replaced with better working tools.

-You were disabled and built yourself a new body. Congratulations, Lacroix.

-But that’s not the only thing, monsieur Duncan. You’re just looking at the envelope, the case that contains all the magic. Why stopping at fixing physical damage when you can do something bigger? All the gadgets I’ve got in me right now are fine, but why not evolve properly? I avoided death on the edge of life, so I had to come back from that experience as a superior being. And so did I. My researchers fully scanned my DNA sequence and modified certain parts to genetically make me stronger, smarter and even less prone to be affected by most illnesses. You see what I’ve developed? I just skipped thousands of generations of evolution to obtain our species’ most optimal results.

-That’s the craziest shit I’ve ever heard.

-Haha. Tell me, monsieur Duncan. Have you exercised your chess skills?

-I didn’t have the time to.

-Neither did I! But I bet you I’m a much better player than the last time we met.

-But what’s the point of all this, Lacroix?

-To live forever, monsieur Duncan! Mon Dieu! I age slower now and I have replacements for all my inner organs grown from my own cells. At least until my doctors find a more efficient way of keeping me alive. You see, money brought me life.

-Is it even worth reaching immortality at that cost? For Christ’s sake, would you even say you’re the same person anymore?

-Actually I think sometimes I’m not an homo sapiens anymore, considering my genetic modifications. You’ve all fallen behind me now. But that sets a big paradox, doesn’t it? I’m sure you recognize the man you’re talking to, even if he doesn’t look alike. Same ideas and ambitions, but unrecognizable to the eye. I’m reincarnated. And I owe all of this to you, monsieur Duncan. It is because of you that all this has been possible. My most deepest thanks.

-Save it to yourself, Lacroix! No one in his mind would thank another man for almost killing him. I don’t know what you’re up to next, but I’ve seen enough movies to know you’re acting in a suspicious way. I’ll have my eyes constantly on you.

-Don’t get too tired then, monsieur Duncan. From the both of us you’re the one who still needs to sleep occasionally.


Era un sueño

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Desde hace ya varios meses lo primero que suelo pensar nada más despertar es "Mierda, era un sueño."

No es que me moleste particularmente la realidad, pero siento que en el sueño estoy en un sitio totalmente nuevo, en uno de tantos universos paralelos, y el mero hecho de cambiar de aires y descubrir cosas nuevas me motiva, hace que esté a gusto y me cueste aceptar que tengo que levantarme y seguir con lo que hago aquí.

No obstante, pienso que si un día despertara de esta realidad y me diera cuenta de que era todo un sueño probablemente también diría lo mismo.


Bici

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El mundo está lleno de cosas que damos por hecho que conocemos a la perfección y las dominamos porque somos tan tremendamente superiores a todo lo que nos rodea pero es justamente la ignorancia de esas cosas lo que provoca ese pensamiento. Es por eso que cuanto más se sabe, más se da uno cuenta de todo lo que no sabe.

Seguramente os sorprenda si os digo que todavía no existe una fórmula matemática que explique la dinámica de una bicicleta y por qué en reposo es inestable y en movimiento sí. La física se aventura a intuir que la fuerza centrífuga ayuda en el proceso, pero ninguna ecuación consigue acertar la realidad (reposo e inestabilidad no es algo que Newton asociara en su día).

Y no es de extrañar cuando piensas en todo lo que entra en juego al montar en bici: fuerza hacia abajo en los pedales, ángulo de inclinación del cuerpo, ángulo del manillar, precesión giroscópica en las ruedas, etc... Todo eso genera un algoritmo muy difícil de reproducir matemáticamente y, sin embargo, nuestro cerebro es capaz (a base de prueba y error) de asimilar todos estos parámetros y entender qué hacer en función de cómo se vean alterados para seguir adelante. Y, aún así, no seríamos capaces de enseñarle a un robot a manejar una bici por su cuenta.

El caso que quería compartir y por el que digo todo esto es por lo que hizo un ingeniero de Alabama recientemente. Unos soldadores que trabajan con él le pusieron a prueba y añadieron una pieza al final del manillar de una bici para invertir el giro de las ruedas. Cuando se giraba el manillar a la derecha, la bici iba hacia la izquierda y viceversa. Pues al montar en la bici los soldadores estallaban en carcajadas al verle fracasar todas las veces que intentaba avanzar. "El truco está en ir rápido", decía justo antes de pedalear la primera vez.

Bien podría ser que justo se tratara de una persona con una mala coordinación, pero no era él el único. Durante los siguientes meses se llevó la bicicleta invertida a las charlas que daba en congresos y universidades y prometía doscientos dólares a quien fuera del público que fuera capaz de cruzar el escenario de lado a lado subido en la bici. Efectivamente, nadie lo consiguió. Una vez tu cerebro tiene una manera sólida de pensar a veces no se puede cambiar aunque quieras.

Entonces este hombre se lo tomó como un desafío personal. Quería aprender a ir en la bici invertida, así que durante meses practicó entre cinco y diez minutos cada día hasta que ocho meses más tarde sucedió. Un día no podía avanzar y al día siguiente sí. Según él fue como un camino en su cerebro que había sido desbloqueado. A pesar de todo requería muchísima atención. Cualquier distracción como alguien gritando o su teléfono sonando hacía que volviera al pensamiento tradicional y se caía de la bici al instante, pero contaba como un éxito.

No contento con esto dio un paso más y probó el reto de la bici invertida con su hijo de seis años que llevaba tres yendo en una bici normal. ¡En sólo dos semanas consiguió lo mismo que a su padre le costó ocho meses! Realmente no es nada nuevo, pues se sabe que los niños tienen más plasticidad neuronal y por eso es mejor aprender idiomas de jóvenes, pero es un ejemplo más.

El problema ahora era que se había pasado tanto tiempo tratando de desaprender a ir en bici que ya no era capaz de hacerlo con una bici normal, al menos de manera natural. Después de media hora intentándolo consiguió volver a ir en una bici con el manillar no invertido tras sentir como un "click" en su cerebro, convirtiéndose así probablemente en la primera persona en aprender a ir en bici, olvidarlo y después volver a aprender.

Desconozco lo que habrá hecho respecto a todo esto después, si habrá conseguido alternar el control de su cerebro a su voluntad o no, pero es una bonita historia sobre lo que sabemos, lo que no sabemos y lo que creemos que sabemos.


BONUS: Otra cosa para la que no existe aún un modelo matemático es para el llamado efecto látigo en el tráfico. Se refiere a cuando una fila de coches se para en un semáforo, por ejemplo, y arrancan. No salen todos a la vez, sino que uno no empieza a acelerar hasta que el que tiene delante no está a una distancia prudente. Matemáticos y estadistas trabajan en esto para aumentar la eficiencia de las señales de tráfico y evitar atascos.

Precios

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En un supermercado/centro comercial. Aparece gente mirando distintos productos.

-¿Cuatro con seiscientos noventa y siete?

-¿Novecientos veinticinco billones de céntimos?

-¿Menos tres?

-¿Raíz de dos partido dos?

-¿Coseno de ocho con cincuenta y cinco más i por seno de menos cero con doce?

Almacenes La Sisa. Precios que no habías oído nunca.



Centeno

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Me despertaron unos ruidos que venían de dentro de la casa. Desde la litera de arriba me asomé y comprobé que mi compañero no se encontraba ahí. Seguramente volvía otra vez borracho a las tantas de la mañana. No es que me importe lo que quiera hacer con su vida, pero me molesta cuando vuelve y se comporta como si fuera la única persona que importe a veinte kilómetros a la redonda.

El ruido no paraba. Sonaba como si estuvieran removiendo todo el piso. Webber era un inútil, pero hay que reconocer que era extraño que se estuviera comportando así. Tampoco era el peor compañero que había tenido. No hace mucho estuve con otro chico, Banning creo que se llamaba. Pues el chico este roncaba como jamás he visto roncar a nadie. En serio, más te valía dormirte antes de que él lo hiciera si no querías pasarte la noche entera en vela contando los ronquidos por minuto que era capaz de producir y pensando si no sería algo de lo que preocuparse en cuanto a su salud se refiere. Les he de confesar que me estaba entrando algo de miedo, hasta que vi ponerse a una persona en la puerta del cuarto. Era la hermana de Webber.

-¿Qué haces ahí?- le dije con una voz que seguro que sonaba como si aún estuviera durmiendo.

-¡Mierda, Caulfield! No esperaba que estuvieras.

Entonces se metió en la habitación y se acercó hasta la litera de forma que sólo era capaz de verle la cara. Era muy guapa, para serles honestos. Si no fuera porque implicaría compartir una vida más cerca de un canalla como Webber probablemente me plantearía algo más serio con ella que lo que me suelo plantear. Vendría de algún tipo de fiesta porque tenía toda la cara pintada. Jo, qué mal le quedaba. No sé ustedes, pero yo no entiendo a esas chicas que necesitan taparse la cara con maquillaje cuando van por ahí. Me parecen de lo más falso. Me parece mucho más atractiva una chica cuando se muestra tal y como es que cuando te muestra lo que a ella le interesa que veas de ella.

-Holden- empezó mientras me acariciaba el pelo. Se notaba que quería algo importante. -Necesito que me digas dónde guarda mi hermano su dinero.

No hace falta que diga que, aunque estuviera un poco dormido, veía claramente que la situación iba a traerme problemas por un lado o por otro. Fuera como fuera, seguro que yo salía perjudicado.

-¿Cómo has conseguido las llaves del piso?

-Mira, Holden. Lo único que te interesa ahora es hacer algo de justicia con el cretino de mi hermano.

-¿Y eso justifica robarle?

Jo, no podía parar de mirarle los labios. Aún en la oscuridad, despedían un rojo intenso tan antinatural que me daban ganas de vomitar.

-Mi hermano se merece muchas cosas y lo sabes.

-Ey, escucha, Natalie. Sea lo que sea que quieras hacer con el dinero de Webber creo que deberías hablarlo antes con él. Joder, ¿y tenías que colarte en la casa en medio de la noche? Menudo susto me has pegado.

Me miraba con una cara ausente. ¿Saben esa cara que pone alguien cuando escucha algo que le entra por un oído y le sale por el otro inmediatamente después? ¿Alguna vez han intentado razonar algo de sentido común con alguien que siguen empeñados en sus ideas aún sabiendo que no tienen razón? Natalie no parecía tener mucha intención de ocultarme que le daba igual lo que le dijera.

-Que te jodan, Caulfield. Voy a seguir buscando lo que quiero. Y si intentas algo raro te juro que me pondré a gritar y diré que intentabas abusar de mí.

Así que salió de la habitación y siguió haciendo ruido. No conseguí pegar ojo en toda la maldita noche.


Me apetecía hacerle un pequeño tributo a Holden Caulfield.

Azúcar

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El amor es la tempestad que precede al odio
-Sergio M. Espinosa

Quedaría bien en un sobrecillo de azúcar. Normalmente cuando se me ocurre una idea o una frase reflexiva intento construir una historia a su alrededor para darle un contexto en el que aplicarla, pero esta es distinta. Es capaz de existir ella misma. Envolverla en una historia o un contexto sería quitarle fuerza.

Se puede estar más o menos de acuerdo con la frase, naturalmente. Incluso yo no sabría decir del uno al diez cuánto de acuerdo estoy, pero hay cosas que me gustan mucho de la frase.

La primera es el hecho de definir el amor como una tempestad. La gente puede asociar más una tempestad al odio, pero son en realidad las acciones derivadas del odio las que se pueden comparar a una tempestad. El odio, en cambio, es callado, silencioso y doloroso. El amor es un huracán de emociones en su máximo esplendor. La pasión cegadora que te lleva a hacer cosas irracionales, los obstáculos que no existen a la hora de hacer cosas por amor... no se me ocurre una fuerza mayor.

(Al pensar en la frase estuve un rato decidiendo si decir tempestad o tormenta. Al final tempestad me parecía más agresivo y por eso lo elegí así.)

Lo segundo es la idea de que el odio es lo que queda cuando desaparece el amor. Igual que tras una tormenta, todo queda destrozado por la fuerza del amor en la calma tras la tempestad. No puede existir el odio si no ha existido antes el amor. Con esto en mente, los peores villanos no dejan de ser personas que alguna vez quisieron mucho algo.

Cabe notar que opino que la intención de un autor no hay que tomarla nunca tan en serio. Al escribir establecemos comunicación con el lector y, aunque parezca que es una conversación dirigida en una sola dirección, el lector también tiene voz para opinar y contestar a lo que lee. ¡Hay que darse ese protagonismo! Y si veo un mensaje y otra persona lo interpreta de otra manera ganamos todos. Eso no hace más que enriquecer el texto y la propia experiencia de la lectura.


Túnel

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Disfruto mucho conduciendo, y más de noche. Las calles están vacías y el cerebro no satura la atención que tiene que prestar. Entonces es capaz de hacer otras cosas.

Volver una noche a saber a qué hora escuchando justo en ese momento Hush de Deep Purple y pasando por debajo de un túnel... fue imposible rememorar con mi acompañante este momento de película:


Sacar el brazo por la ventanilla bajada, olvidarte por un instante de la velocidad que llevas, sentir el aire golpeándote en la cara tan fuerte que no puedes respirar, pero no te importa. Estás más vivo que nunca, no te va a pasar nada porque eres infinito.


BONUS: Probablemente lo que más me gusta que me digan sea "Tú camiseta mola mucho/es una pasada". Puntos extra si me lo dice alguien que acabo de conocer.
Eso y "Tío, en tu coche siempre hay buena música".

Apuesta

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El ruido era ensordecedor y el ambiente no podía estar más cargado. Revelaría dónde me encontraba, pero iría en contra de la primera norma del club.

Previamente a cada combate se paseaba entre la gente un hombre con una libreta y un bolígrafo. Se encargaba de hacer apuestas para ver quién sería el próximo ganador. Mientras se acercaba a mí no dejaba de recibir billetes a favor de un tío con el nombre de Threepwood. No termino de ver bien convertir esto en una actividad de lucro, pienso que le quita parte de la esencia original, pero desde luego parece mantener más vivo el interés general.

-¿Dices algo, jefe?

-Sí. Pongo 100 para ese otro. McFly se llama, ¿verdad?

-No es que me importe cómo quieras tirar tu dinero a la basura, jefe, pero ese chaval no tiene ninguna posibilidad contra Threepwood. ¿Estás seguro que quieres poner 100 por él?

-Completamente.

La reacción del corredor de apuestas atrajo a un par de curiosos que no tardaron en dar su punto de vista y justificarse.

-Threepwood es mucho más atlético.

-Sí, no ha perdido casi ningún combate de los que ha tenido.

-McFly es un pringado. Se ve a la legua, capullo.

Sólo un poco más y el tipo de las apuestas tendría que estar recibiendo pujas por mí o por alguno de aquellos simpáticos muchachos.

-Subestiman el poder de las emociones. -empecé.- McFly tiene unas ganas de machacar a Threepwood que no son normales. Después de lo que le jodió no me sorprendería que haya venido esta noche con la intención de matarlo si es posible. Tiene las de perder, objetivamente hablando, es cierto. Sólo ha peleado un par de veces si no me equivoco y eso es lo que más asusta. Que un tío como él se atreva a plantarle cara a Threepwood sólo quiere decir que su razón está cegada por el odio que le tiene. Threepwood, en cambio, no siente nada por McFly. Para él lo que le hizo no tiene ningún valor especial. Es algo que le hubiera hecho a cualquier pringado, se llame como se llame. Si le preguntas seguramente sea capaz de decirte que siente lástima por McFly. Con eso, lo más probable es que Threepwood baje la guardia y McFly nos enseñe hoy una lección a todos.



Camino

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Me había separado del grupo. No iba el primero ni el último, pero iba solo. Llegué a un cruce en el que nada indicaba por dónde continuaba el camino. No hablo de una simple bifurcación, había muchas posibilidades para elegir. Traté de seguir algún rastro, encontrar alguna señal que marcara la dirección correcta o hallar indicios de que un camino fuera más frecuentado, pero fue en vano. Me decanté por la opción que más se aproximaba a la dirección de mi destino, aunque era consciente de que de nada serviría ese criterio tras un par de curvas. Me pasaba por la cabeza incluso la idea de volver atrás cuando tuviera la certeza de saber cuál era el camino, pero la idea de dar media vuelta se desvanecía cuanto más avanzaba. Trataba de seguir con la mirada por dónde pasaban otros caminos, comprobando que no se alejaran mucho y sabiendo que podía intentar cambiar de camino si las cosas se volvían complicadas por donde iba. Realmente me sentía de todo menos perdido. El sendero estaba envuelto por árboles que dejaban pasar la luz justa para caminar sin sentir el freno de los rayos de sol a plena intensidad.

Una mujer mayor apareció sentada en una roca a unos metros de mí. Decidí preguntarle por indicaciones, pues llevaba bastante rato caminando a ciegas. Su cara estaba tan arrugada como la piel que lleva horas en remojo y sus ojos se escondían detrás de unas gafas con cristales gordísimos y redondos. Vestía toda de negro, hasta un visillo que le cubría la cabeza. Me dijo que no iba mal, que si seguía tarde o temprano empezaría a encontrar señales. Se paró un momento y me dijo que podría llegar antes si en el siguiente cruce tomaba el camino de la derecha en vez del de la izquierda. Pregunté si tenía algún tipo de indicación, pero lo único que hizo ella fue sonreír de la manera más pícara que le fue posible y decir “es un atajo”. Todavía con aquella sonrisa envuelta por los surcos de su cara me despedí de ella y continué.

En cuestión de minutos alcancé el cruce del que me había hablado. Una pila de piedras marcaba claramente el camino de la izquierda, mientras que la derecha no invitaba a ser seguida bajo ningún concepto. Había ido para vivir aventuras, pensé, sería una pérdida de tiempo ir a lo fácil. Justo entonces comenzó la lluvia, si es que ese es el nombre que se le podía dar. Más que agua cayendo era como si el aire estuviera tan húmedo que las gotas de agua se condensaran inmediatamente al contacto con la piel. Pronto mis botas se hundían en el barro. Mis pisadas se pegaban con más fuerza al suelo y costaba arrancarlas para avanzar. Mis brazos estaban fríos y mojados. Cada vez era más complicado articular las manos. No podía hacer más que juntar los brazos al cuerpo y frotarlos para entrar en calor.

Entre la bruma divisé donde la vista me alcanzaba la figura de una mujer. Tenía el pelo rubio y largo y un poco rizado al final. Extrañamente me resultaba familiar. Aunque fuera por abandonar la soledad decidí seguirla desde la distancia. Necesitaba saber quién era y, quizás irrelevante pero muy importante para mí, qué hacía en ese camino. Acelerar el paso fue provechoso para dejar de sentir el frío de la lluvia. La aparición de aquella mujer fue muy oportuna, pero por mucho que tratara de correr hacia ella no parecía acercarse. Podría haber gritado para que se detuviera y me esperaba, pero me parecía ir en contra de la calma y el estado natural del camino. Las piernas no hacían más que arderme, pero el dolor no me podía frenar. Tenía que lograr lo que me había propuesto.
Girando por el último sitio por el que había visto a la mujer encontré mi siguiente parada: una cabaña de madera con una chimenea humeante. Definitivamente había alguien dentro. Sin darme cuenta iba completamente mojado, en parte por la lluvia y en parte por mi propio sudor. Estar parado delante de la cabaña observándola me hizo tiritar de frío. Dentro seguro que se estaba a gusto. Entrar era la opción más sensata. Pensé en la mujer. De una manera u otra me había llevado hasta ahí.

Dentro había un agradable olor a incienso y una sensación de ambiente seco. Un hombre mayor y delgado se acercó a recibirme con un “Namaste”. No sabía por dónde empezar. Todo me venía de golpe a la cabeza y no era capaz de expresar algo con sentido.

-Elcaminoindicaballuviamuymojadomujerseñoraatajo…

Me hizo un gesto brusco para hacer que me callara. Parecía molesto por mi actitud.

-Ponte de acuerdo, chico. No puedes venir aquí con tantas quejas como si eso fuera a solucionar algo. Supongo que querrás deshacerte de esa lluvia.

Asentí silenciosamente.

-La lluvia no es más que el reflejo de tus preocupaciones. Crees que vas perdido, que no sabes por dónde ir y te sientes desesperado. Pero la verdad es que todo eso no es cierto, está todo dentro de ti. Tú has provocado la lluvia. En realidad tú eres el camino, y cómo sea para ti depende únicamente de cómo te lo quieras plantear.

Aquello sin duda me hizo reflexionar. Tras despedirse y desearme suerte abandoné la cabaña por una puerta que había en la parte trasera. Me sentía mucho mejor. No me fijaba en si hacía buen tiempo o si iba cómodo para caminar. Lo que más importaba desde ese momento era disfrutar al máximo de la vida.


Finalmente, el camino llegó a un claro y volví a encontrarme con los míos. Resultaba que cada uno había elegido un camino distinto en aquel cruce, y cada uno tenía su propia historia que contar después de su aventura. No era el primero ni el último en llegar, pero desde luego ya no estaba solo.



Habas

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Algún día publicaré un libro de cuentos infantiles que se llame "Cuentos de Habas".

Serán fábulas en las que los protagonistas sean adorables habas y me haré millonario.



Trío

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Pues mi trío de RockFM sería éste:




Gladiador

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Salió lentamente al centro del coliseo. El público le aclamaba. Era el favorito desde que se anunció el combate.

Se agachó para coger un puñado de arena y restregársela por las manos. Miró a su oponente, que le esperaba a escasos metros con una mirada rabiosa y feroz.

"Los Dioses me han dicho que no ganaré esta pelea. Y no pretendo desafiarles presentándome aquí. Mi destino parece más que sellado.
Pero no pretendo huir por ello. No hay gloria ni honor en retirarse por saber que la batalla está perdida. Viviría el resto de mis días recordando este momento como el día que me rendí y estaría condenado a soportar esa amargura hasta el final, deseando estar muerto con tal de seguir en paz.
Prefiero vivir un día como un león que cien años como una oveja."


The Wall

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Llegamos a la zona de chalets. No me es habitual ir por las afueras de la Ciudad, por lo que el entorno no me era muy familiar.

Me llamó la atención un bloque que tenía toda la pared exterior de ladrillo rojo. En un punto había un cristal que sobresalía de la pared y se podía ver como una segunda capa escondida tras un agujero en el muro. Había un papel pegado que mostraba una vista aérea del bloque entero señalando una serie de puntos con números. Todo estaba impreso en color azul y el cristal impedía tocarlo o incluso acercarse para examinarlo con más detalle.

Justo al lado había una manivela que poco tardé en darle vueltas. Al hacerlo la pared interior entera se desplazó. Perdí de vista el plano azul y apareció una imagen que reconocía.

"¡Eh! Conozco esto. ¡El otro día me acordé justo de este momento! Fue buenísimo lo que ocurrió."

Mi acompañante no parecía tan entusiasmado como yo, como cabría esperar.

Seguí girando la manivela. Uno a uno aparecían momentos estelares de mi vida. Un tour de sentimientos en cuestión de segundos. Desde la alegría inicial, pasando por escenas amargas, llegando a lo más inverosímil.

Finalmente volvió a aparecer el plano, que supuestamente indicaría la ubicación de cada recuerdo tras el muro, pero no lo entendía muy bien.

No sé cuánto tiempo pasé mirando las imágenes, pero mi acompañante se impacientaba. Teníamos que recoger todavía a otra persona.

Es una lástima. Por mucho que sé que existen porque los he visto y los busco, rara vez me encuentro de nuevo con este tipo de monumentos.

Sabiendo eso arranqué el coche y dejamos atrás el bloque de ladrillos.


Cuentos rusos

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A veces llegan historias como ésta:

Rusia manda a sus astronautas armados al espacio, y no es precisamente para defenderse de malvados alienígenas. Hace tiempo, una misión tripulada aterrizó bastante alejada del punto de recogida, en plenos Urales. Mientras esperaban a ser recogidos, los tripulantes tuvieron que pasar una noche rodeados de lobos hambrientos que querían zampárselos.

Y es imposible plantearse si será cierto o no. Se cuenta cualquier historia por ahí.

Pero luego te imaginas a dos astronautas rusos de noche en la nieve peleando contra lobos con sus manos desnudas y la imagen resulta tan épica que la veracidad se vuelve irrelevante.


BOHYC: A los astronautas rusos se les llama cosmonautas.

Agujetas

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Tengo tantas agujetas que me duele hasta fingir que levanto peso.


BONUS: En Australia cancelan un episodio de unos dibujos animados que enseñaba a los niños a no tener miedo a las arañas. ¡A las arañas de Australia SÍ hay que tenerles miedo!

Un latido

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Nunca es cómodo estar en la mesa del quirófano, pero supongo que no quedaba más remedio.

Un hombre mayor abrió la puerta que veía desde mi posición tumbado y llamó la atención de una de las enfermeras.

-Enhorabuena. Has sido elegida para la Promoción. Si mantienes durante seis días igual de intacto y perfecto tu historial podrás marcharte.

Se fue cerrando la puerta y el resto de enfermeras corrieron a abrazarla entre gritos. Era la mejor noticia que cualquiera podría recibir en estos momentos. La alegría se contagiaba por todo el quirófano.

Después de recibir las felicitaciones se acercó a mi posición. No podía dejar de mirarla, era guapísima. Seguramente ésta era la última vez que podría hablar con ella, así que era ahora o nunca.

-Qué suerte. Ojalá algún día nos veamos al otro lado. Seguro que todo te va bien. Búscame, por favor.

Sonrió ruborizándose y asintió.

Otra de las enfermeras me inyectó la anestesia en la muñeca izquierda. Lentamente sentía cómo mis venas transportaban el líquido y mi brazo se dormía poco a poco. La miré una última vez.

El líquido llegó al corazón. Un latido. De golpe mi cuerpo experimentó un ataque global. Absolutamente todos los trozos de mí estaban en peligro. Un latido. Mi cabeza daba vueltas. Mi pensamiento se nublaba. "Tengo que resistir como sea", pensaba. Me costaba ser consciente.

Un latido.


NakaMats

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Al pensar en los grandes inventores de la historia muchos nombres vienen a la cabeza. Leonardo da Vinci, Isaac Newton, Nikola Tesla, Marie Curie, Thomas Edison, entre muchos otros. Quiero remarcar que aunque Newton no fuera un inventor como tal, el impacto de su trabajo hizo posible que se desarrollaran muchas más ideas y dieran lugar a nuevas creaciones y por eso le he incluído.

Todos ellos murieron hace tiempo y la gente no conoce a aquellos que hoy en día se dedican a pensar e innovar como única meta en la vida igual que lo hicieron otros en el pasado. Os presento a uno de los que todavía viven: Yoshiro Nakamatsu, o Dr. NakaMats, como es popularmente conocido en Japón.

Thomas Edison murió con 1084 patentes a su nombre, pero este hombre tenía ya 3357 registradas en 2008, poco antes de su 80 aniversario. (Wikipedia asegura que ya ha llegado a las 4000. El enlace para comprobarlo está en japonés, así que nos lo creemos si queremos.)

Entre sus inventos más notables figuran el viejo disquete, el karaoke, un papel y boli que escriben bajo el agua, un motor que funciona con calor y energía residual del espacio, y una barbaridad más de cosas. En 2009 se lanzó un documental titulado "The Invention of Dr. Nakamats" realmente interesante para conocer más de cerca al genio detrás de todo esto. Como todos los mencionados al principio, éste también tiene sus excentricidades.

Como no podía ser de otra manera, Dr. NakaMats ganó un Ig Nobel en 2005 en la categoría de nutrición por fotografiar cada comida que consumía durante un periodo de 34 años y contando. En la ceremonia del año pasado, Dr. NakaMats fue un invitado de honor por ser la comida el tema central. Entonces llevaba ya 43 años fotografiando la comida.

En ese estudio sobre la salud analizó retrospectivamente la comida que ingería comparando análisis de sangre que se hacía a él mismo para determinar qué clase de comida influía en qué parámetros. Como resultado clasificó todas las comidas en 55 clases e inventó un suplemento alimentario que combinaba esas 55 clases.

Todo lo que ha aprendido de su propio estudio lo aplica él mismo con la intención de vivir más tiempo. El documental comienza con él diciendo:

El problema más grande al que siempre se ha enfrentado la humanidad es cómo alargar la vida.
Yo creo que nada es imposible.

Dr. NakaMats afirma que es posible llegar a vivir 144 años y su objetivo es alcanzar esa edad. Bromea a menudo diciendo que se encuentra justo en la mitad de su vida.

Por desgracia, en Junio del año pasado se le diagnosticó cáncer de próstata y los médicos no esperan que supere el final de este año. Dr. NakaMats se enfrenta ahora al mayor reto de su vida, y es burlar a la muerte, aunque si veis el documental comprobaréis que acercarse a la muerte precisamente forma parte de su proceso creativo.

En 2005, cuando recogió su Ig Nobel, lo agradeció con las siguientes palabras:

La vida debería ser más larga.
El discurso debería ser más corto.


Solución

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El libro de las respuestas no sirve de nada si no tienes el libro que hizo las preguntas.


Fin

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Fin.

Acabar una historia de esa manera debe ser probablemente la mentira más canalla de la humanidad, seguida generación tras generación.

¿De verdad existe un fin?

Sí, Caperucita Roja visitó a su abuela, se libró del lobo feroz, blablabla... ¿Y ya está? ¿Nunca más tuvo que ir a visitar a su abuela, yendo por el mismo bosque lleno de peligros? ¿Nadie buscaría venganza por el lobo? Antes o después la abuelita moriría. ¿Cómo le afectaría a Caperucita? ¿Y qué hay de Caperucita y sus amigos del pueblo? ¿Cómo vive Caperucita su adolescencia? ¿Se convierte en una ultraactivista ecológica vegana en contra de la caza de animales salvajes en el bosque cerca de su hogar fruto de una profunda nostalgia por los hechos ocurridos en la historia que conocemos (ver a un lobo vestido como tu abuela me parece traumático a cualquier edad)?

Todas esas realidades nos las niegan diciendo "Fin" al final de un cuento. Un gran acto de pereza por parte de un autor, sin duda.

El fin no es más que el botón de pausa donde queramos dejar de conocer la historia, y es común parar las cosas cuando todo parece ir bien. ¡Y claro que es a posta! Nos dicen "Fin" para que pensemos que todo acabó y no hay que preocuparse de nada más. No es más que una mentira piadosa.

Cuando los rebeldes derrocan al malvado imperio se acaba el cuento, pero para los rebeldes no ha hecho más que empezar su infierno. Se ven enfrentados al desafío de establecer un nuevo sistema, con sus ideas revolucionarias que les llevaron a no estar de acuerdo con el anterior, y no es tarea fácil. No conseguirán jamás que todos les sigan, el poder les acaba corrompiendo y se ven convertidos en aquello contra lo que un día decidieron destruir. La historia se repite y vuelven a decirnos "Fin" para mantenernos callados.

¿Acaso fue el fin cuando el planeta sufrió cualquiera de sus extinciones masivas de vida? Todo continúa, no acaba nunca. El fin es mentira, no os lo creáis nunca más.

Ni siquiera la biografía individual de cualquiera de nosotros merecería concluir con un "Fin". Con más o menos pena todo seguirá su curso natural. La Tierra girará en torno al sol, las abejas polinizarán las flores y la gente seguirá escribiendo "Fin" al acabar una historia.

Lo dejo con una frase popular que dice:

Al final todo sale bien, y si no está bien no es el final.



Mike

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El sonido de los mecheros encendiendo cigarrillos indicaba que se había acabado el tiempo de la comida. El humo poco a poco invadía el ambiente. 

-¿Os habéis enterado de lo que pasó ayer con Mike y el amigo que trajo?

-Ah, sí. Yo estaba.

-¿De qué cojones estás hablando? No he escuchado nada.

-Resulta que ayer a última hora apareció Mike con un amigo suyo. Nada del otro mundo. Habrían quedado luego para ir a algún lado o cualquier mierda de las de Mike. El caso es que para hacer tiempo o qué pollas sé yo se metieron un rato en la garita y decidieron poner un poco de música, y justo Kelly pasó cerca en ese momento y les echó el puro.

-¿Qué mierdas dices? Nosotros también escuchamos música a veces en la garita.

-¡Ni que nunca hayamos traído a nadie!

-Sí, sí. Dejadme terminar, joder. En defensa de Kelly sí que diría que la música podía estar un poco más alta de lo normal y podría molestar a alguien que estuviera trabajando cerca, pero la putada, lo que jodió a Mike, fue que en ese momento Kelly dijera "sólo os falta una cachimba aquí".

-¿Por qué diría Kelly eso?

-Bueno, el chico que trajo tendría pinta de ser... ya sabéis, ese tipo de gente.

-¿Qué cojones? No me puedo creer que Kelly se dejara llevar por estereotipos. ¡Menuda vergüenza! 

-Eh, eh. Yo no estaba, pero todos conocemos a Mike. Seguro que a ninguno de nosotros nos sorprendería ese comportamiento por su parte. 

-Sí, joder. Está claro. Pero eso no justifica el comentario. Mike tiene la suficiente cabeza para saber cuando puede hacer las cosas. Al menos de momento no nos ha demostrado lo contrario. 

-Bueno, Mike tiene sus días de lucidez.

-A ver, vosotros al parecer no le visteis, pero el muchacho llevaba rastas. Tenía además unos cuantos agujeros en la cara y... ya os imagináis la escena.

-¡Me cago en la puta! ¿Vamos a juzgar a las personas por su apariencia ahora? ¿Es lo que estás diciendo, Frank? Joder.

-Joder, no. Pero entiendo el punto de vista de Kelly. Yo creo que hubiera actuado de la misma manera. Y joder, cabronazo de vosotros el que diga que en el momento no hubiera tenido ese pensamiento. 

-Sigo sin creer que Kelly dijera eso.

-La música que pusieron incitaba a pensar que andaban de juerga.

-Joder, te juro que voy a poner música de juerga a todo volumen para callarte la puta boca como sigas con esa mierda.

-No vamos a juzgar a nadie por sus apariencias o la manera de actuar, joder. Mike quiso traer un colega, y ya está. Se les fue de las manos y Kelly hizo un comentario. Joder, Mike ni siquiera está aquí. Quizás se haya olvidado ya del jodido asunto.

-No entendéis, joder. La hija de Kelly está saliendo con un chico así. Y coño, le molesta porque sabe que su hija ahora fuma maría por culpa del novio y quizás sea normal que tenga esa clase de prejuicio.

-¿Kelly tiene una hija? ¿Está buena?

-¿Dirías que el chico que trajo tiene estudios? 

-...

-¿De... qué... cojones... estás hablando? 

-Eso ha estado fuera de lugar. 

-Eh, joder. Sólo defiendo mi punto de vista. No digo que el tío sea mala persona ni nada, es amigo de Mike además, joder. Pero por la apariencia que tenía él mismo se arriesga a que la gente le tome por lo que quizás no sea. Os digo que al verle te recuerda a una de estas personas que está siempre en primera fila en las manifestaciones, de los que a veces incluso van con malas intenciones.

-Tío, te estás metiendo en terrenos peligrosos.

-No, joder. Sólo digo que el chico debería ser consciente de la imagen que da y Mike podía haber tenido más cuidado al traerlo. 

-¿Entonces no quieres que vayamos con gente que no te inspire confianza? ¿Es eso lo que dices, gilipollas?

Un golpe en la mesa del líder sentenció el asunto.

-Se acabaron las mariconadas. Hemos pagado todos, ¿no? Vamos a salvar el mundo.



Final feliz

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Desde abajo todo el mundo veía claramente el resplandor. No había duda. Era él

Caía como una estrella fugaz en el cielo. Cómo lo había logrado era una incógnita, pero era un hecho que lo había conseguido, aun cuando nadie se fiaba ya de él.

Automáticamente todas las miradas se centraban en el punto brillante que descendía a toda velocidad. El silencio indicaba el arrepentimiento de no haber confiado en que fuera capaz de salvarlos a todos. Y ahora iba a morir.

Desde arriba él no veía más que el suelo acercarse a un ritmo imparable. El impacto era descomunal e inminente. Las lágrimas salían de sus ojos. Quizás diría que por el fuerte viento que le golpeaba la cara, pero en el fondo sabía lo que estaba pasando por las cabezas de aquellos que observaban, y la felicidad de haber demostrado su verdadero valor no cabía en él.

Era un final feliz a pesar de todo.


Hipo

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En 2006, el doctor Francis Fesmire recibió el premio Ig Nobel en Medicina. Cuando recibió la noticia se alegró muchísimo. Por fin le habían reconocido sus 18 años de investigación en cardiopatía y reservó billetes de avión para Estocolmo inmediatamente. Después se dio cuenta de que no había ganado el Nobel, sino el Ig Nobel.

El galardón se debía a un informe médico que publicó en 1988 titulado "Terminación de hipo intratable con masaje rectal digital".


Mientras trataban a un hombre de 60 años con pancreatitis aguda le insertaron un tubo nasogástrico que le provocó un ataque de hipo. Retirar el tubo no lo eliminó, como tampoco lo consiguieron medicamentos, drogas y maniobras que intentaron sin éxito.

Sin embargo, el masaje rectal digital consiguió parar el hipo instantáneamente. Horas más tarde al paciente le dio otro ataque de hipo y probaron esa técnica desde el principio, funcionando de nuevo. El objetivo del informe es sugerir el tratamiento rectal como primera alternativa para ahorrar tratamientos farmacológicos innecesarios.

Desde entonces el doctor Fesmire fue un invitado recurrente a la ceremonia anual de los Ig Nobel, donde solía acudir con un guante como en la imagen anterior y daba una pequeña charla. Alguna vez aparecía incluso con un guante de gomaespuma gigante típico con la inscripción "¿Tienes hipo?"

Esta semana hace un año que falleció. Como homenaje, en la última gala de entrega de los premios Ig Nobel, Marc Abrahams pidió a todo el mundo que levantara su dedo índice hacia el techo en su memoria. Como siempre que nos movemos por el ámbito de la investigación improbable, la utilidad queda al juicio de cada uno, que es lo que la hace tan especial.


Agloe

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Pensad en el trabajo que requiere hacer un mapa. Quizás hoy en día no sea tanta faena teniendo satélites y otras herramientas que facilitan mucho la tarea, pero antes... Imaginad recorrer toda una zona para apuntar donde están las montañas, los ríos, las ciudades, etc...

Un trabajo bastante agotador sin duda y, sin embargo, ¿cómo lo puedes proteger de copias? Al fin y al cabo, una segunda persona que se esfuerce en dibujar el mapa debería obtener el mismo resultado, las cosas son como son y un mapa del mismo sitio no puede ser distinto si está bien hecho. ¿Quién sabe si se hizo el mismo esfuerzo o simplemente se copió? Es imposible de probar.

En 1937, una empresa de cartografía publicó un mapa del estado de Nueva York. Para protegerlo de copias utilizaron un recurso común en este tipo de situaciones que es inventarse una ciudad. Así, donde simplemente se juntaban dos caminos de tierra, nació Agloe.


El nombre era una combinación de las iniciales del fundador de la empresa y un asistente. El objetivo de estas trampas es que si alguien copia el trabajo realizado copia también lo inventado, con lo que se puede demostrar el fraude.

Años más tarde, en la decada de los 50, otra importante empresa de cartografía publicó su propia versión del mapa del estado de Nueva York y adivinad qué pasó. En ese mismo lugar, en el cruce de dos caminos de tierra, con el mismo nombre, figuraba el pueblo de Agloe. Enseguida saltaron los de la primera empresa. "Os hemos pillado", decían. "Imposible", respondieron los otros. Y, curiosamente, tenían razón.

Cerca del cruce de caminos había una tiendecita. Los dueños vieron uno de los mapas de la primera empresa en una gasolinera y vieron que el lugar donde tenían la tienda se llamaba Agloe, así que decidieron llamar con ese nombre a la tienda. ¿Por qué desconfiar de lo que decía el mapa?

Cuando más tarde llegó el equipo de la segunda empresa cartográfica se encontraron con la "Agloe General Store" en el cruce entre los dos caminos de tierra al norte de Rockland. Si la tienda tenía ese nombre sería porque existía tal lugar y marcaron de forma legítima Agloe en el mapa.

Desde entonces Agloe permaneció en muchos mapas durante muchos años. La tienda cerró hace tiempo y hoy sólo queda la anécdota de que una vez la ficción estuvo cerca de hacerse realidad.