"Historias" 03

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[ALERTA SPOILERS]
Esta entrada pertenece a una serie de entradas que componen un relato que estoy escribiendo. Si tienes interés en leerlo todo desde el principio puedes ir a las etiquetas que hay en la parte derecha y clickar en "Relatos". Ahí tendrás todo en orden inverso, así que tendrás que empezar desde abajo del todo e ir subiendo. Si eres un masoca al que le gusta saber el final antes de empezar la historia o simplemente te divierte mirar letras puedes seguir leyendo bajo tu propia responsabilidad. Gracias.



Bajé del tren con mi maleta. No era muy grande, era perfecta para el tipo de viaje que estaba haciendo. Tenía lo justo para aguantar un par de días, cosas de supervivencia básica. Lo que más pudiera valorar lo llevaba conmigo mismo. Prolongar mi estancia más de cuatro o cinco días empezaría a ser una derrota, así que directamente hice previsiones de poco tiempo y llevé poco equipaje.

La incógnita del alojamiento se empezó a plantear como un problema. Tenía que procurarme un buen refugio para la noche, pero sin abusar del coste. Ya habían pasado unas cuantas horas desde el mediodía y probablemente me fuera difícil encontrar disponibilidad donde me gustaría. Empecé en considerar pasar alguna noche al aire libre. En esa época del año las noches cada vez refrescaban menos y, aplicando mis conocimientos, podía recoger el material necesario de la calle para no pasar frío durante la noche.

Pensaba en todo eso mientras avanzaba por el andén de la estación. Miraba a mi alrededor y veía bastantes caras conocidas del tren. Sólo unas horas rodeado de extraños y uno ya es capaz de asimilar sus rostros. Es curioso cómo cuando vas a visitar una ciudad acabas cruzándote a menudo con la misma gente que ha ido con el mismo fin que tú. Recorréis juntos un museo sin dirigiros la palabra pero ambos os sonáis mutuamente de algo.

Me fijé en un hombre con traje. Era el mismo que había examinado en el tren. Llevaba el mismo maletín. Me fijé porque dejó de caminar bruscamente para sacar su teléfono móvil de dentro de la chaqueta. Al hacer esto una pequeña tarjeta blanca cayó al suelo, pero él siguió caminando sin darse cuenta. Me acerqué a esa posición y, sin llamar mucho la atención, me agaché y recogí la tarjeta. Levanté la cabeza pero no vi ni rastro del hombre con traje, así que no podía devolvérsela. Sólo tenía dos líneas escritas:

Torre Arena
27º 19:30

El nombre no me decía gran cosa, así que tocaba sacar información de los números. 19:30 tenía que ser una hora, no podía ser mucho más. En cuanto a 27º... ¿una temperatura...?

Mi pensamiento quedó interrumpido porque alguien se tropezó conmigo. Todavía no me había incorporado del todo después de recoger la tarjeta, pero no creo que estuviera tan escondido para no ser visto.

-¡Oh, perdona! No te había visto.

¡No era posible! Era la misma chica que me había estado mirando en el tren (bueno, a lo mejor). Tenía un móvil en su mano izquierda con el que parecía que había estado hablando, pero lo cerró y lo guardó sin despedirse de nadie.

-Soy Gina Northwood. ¿Cómo te llamas tú?

Caray, qué pregunta más directa. Al final va a ser que viajaba sola, aunque ni siquiera llevaba equipaje. No me hace mucha gracia dar mi información a desconocidos, pero dado que ella había mostrado confianza me tocaba mostrarla a mi también. No se podía tratar de una trampa.

-Yo soy Jeff, Jeff Lems. Encantado.
-¿Qué es eso que tienes en las manos?

Debía parecer extraño. Después del golpe y todo el lío todavía estaba casi de cuclillas en el suelo sosteniendo la tarjeta sin descifrar. Estuve a punto de decirle que era una larga historia, pero recordando que justamente no tenía ninguna historia me pareció demasiado irónico para decirlo en voz alta.

-Es difícil de explicar.- dije tras incorporarme finalmente.
-¿Es una especie de mensaje en clave?
-Para nosotros sí. Para alguien debía contener toda la información que necesitara.

Gina cogió la tarjeta de mis manos y la leyó.

-¡Yo sé dónde está la Torre Arena!

Vaya, qué oportuno.

-¿En serio? ¿Es un sitio real?
-Claro. No eres de aquí, ¿verdad? Te sonaría de algo el nombre.
-Ya, supongo. ¿Crees que podría llegar allí antes de las siete y media?
-Bueno, si sabes moverte rápido por la ciudad es posible. Está en las afueras y tiene un mirador enorme desde el que lo puedes ver casi todo. Puedo acompañarte si quieres.

No me hacía mucha gracia la idea de asociarme un acompañante, pero ella parecía conocer el lugar y yo no quería perderme la cita que anunciaba la tarjeta.

-Está bien. Si realmente no te importa, salgamos cuanto antes.
-¿No te molestará la maleta?
-¡Qué va! Apenas tengo cosas dentro.
-Bien. Salgamos de la estación por ahí.

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