Hoy en las noticias ha salido un hombre que lleva 17 años conduciendo una ambulancia y ayer le pasó lo que nunca le había pasado. Recibió un aviso para asistir a una señora mayor, dejó la ambulancia cerca de la puerta como ordena el protocolo, se metió a por la señora, y al salir vio que alguien le había robado la ambulancia.
No tardaron ni diez minutos en pillar al ladrón.
Inexplicable, pues una ambulancia es un vehículo fácilmente camuflable que no despierta sospechas y que además lleva incorporado un sistema de GPS para que otros vehículos de seguridad conozcan su posición en un caso de emergencia.
Al capturarlo, el hombre dijo que sólo necesitaba un vehículo para ir a la ciudad. Un hurra por él.
En otro orden de cosas, anoche aprendí cosas sobre la vieja Mesopotamia, y me llamó mucho la atención el sistema penal de Hammurabi. Estaba basado básicamente en el ojo por ojo, ¡literalmente!
Por ejemplo, si una persona te construía la casa, pero hacía una chapuza y la casa se caía encima de tu hijo, el castigo era que le cayera una casa al hijo del constructor.
Sí, puede sonar justo, pero es totalmente ilógico.
Es lo que tiene el ojo por ojo: ¡monóculos!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario