Descubrí cómo rellenar las superficies con colores.
Y quedé embelesado por las formas que conseguía.
Era todo matemáticamente bonito.
Hiciera lo que hiciera salía algo digno de ver.
Y me perdí.
Cada vez probaba cosas más raras.
Sentía como si pudiera crear cualquier forma.
Pero paré, aún sabiendo que me quedaban muchas cosas por ver.
Y eso, eso, eso es todo, amigos.
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